La inicial madurez de un pintor

 

La inicial madurez de un pintor / Gaspar Aguilera Díaz

MC

No existe novedad alguna cuando se habla de la gran tradición pictórica que existe en Michoacán y que se ha venido enriqueciendo con el trabajo y la obra de pintores que desde su muy particular y variado lenguaje plástico, ya confirman un panorama interesante, atractivo.

Cuando se puede contar no menos de diez artistas cuya madurez inicial atraen la mirada por presentar además propuestas formales y expresivas muy diferentes unas de otras, estamos sin duda, ante una etapa importante en el desarrollo de las artes plásticas michoacanas.

A este grupo de jóvenes artistas se une ahora el aporte de Mizraim Cárdenas, quien bajo la guía del maestro Alfredo Zalce desde hace cuatro años, nos presenta una parte de su obra, constituida por acrílicos y grabados en madera.

Un enigmático paisaje urbano junto a un lago tranquilo, y la escena familiar de dos gatos comiendo, con la mirada firme y misteriosa de uno de ellos hacia el espectador, son ejemplo suficiente de su seguridad y destreza en la composición y en el manejo sobrio, casi duro de los colores. Los fuegos luminosamente artificiales; un paisaje selvático que rodea a una cabaña; la estatua de Morelos (de espaldas) que parece presidir al algarabía e intensidad de un mitin político; la reproducción minuciosa de un pequeño rincón del campanario, son los temas de algunos de sus grabados en los que el cuidado de los detalles, la rigurosidad en el equilibrio de los contrastes y el manejo del color y la figura, hacen posible la impresión de movimiento y frescura, y confirman indudablemente, la vocación, el empeño y la disciplina con que Mizram Cárdenas asume desde ahora, su compromiso con el arte. Razones más que suficientes para celebrar con él, su primera exposición en su ciudad natal y –apenas- su segunda muestra individual.

Uruapan Michoacán. 1992

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